domingo, 25 de abril de 2010

Amor a ras de piso

Caminar se me hace difícil con las piernas cortas, ver a las mujeres desde abajo se ha hecho una deliciosa costumbre ya en mis años de vida; soporta las burlas sobre esta condición es agobiante.

Al poseer las piernas y brazos cortos se sufre por no alcanzar las cosas o se hacen complejas las cosas más cotidianas como escribir, pero que se puede hacer, así nací y así viviré hasta el día de mi muerte.

Hace poco conocí a una mujer igual que yo en cuanto a nuestra estatura y condición; de ojos y cabello castaños, el cabello es largo y rizado ligeramente, su piel blanca contrastaba con sus ojos y cabello, sus labios se ven apetecibles y suaves además de sexys, de nariz fina y delicada; yo tengo experiencia al observar mujeres bellas desde abajo y ahora que la puedo ver a mi nivel me siento dichoso, el nombre de ella es Diana.

Pasó el tiempo y nos fuimos enamorando, ella es de carácter dulce pero fuerte, el proceso llevo tiempo pero lo logramos y nos volvimos novios, ella me hacia sentir dichoso como nunca pensé sentirme. 

Diana y yo nos casamos a los meses, fue una boda fabulosa, tuvimos hijos que son normales en estatura y a eso le agradecimos a Dios. Pasados los años las condiciones de nuestros cuerpos fueron decayendo hasta que tanto ella como yo sucumbimos ante los males que esta concisión arrástra.

Nacer con ocho centímetros de altura y tan solo cinco gramos es un gran riesgo y luego creer y que a los veintiocho años medir solo setenta centímetros no es nada fácil para una sociedad donde el hombre más bajo es un metro con sesenta centímetros, pero así fui creado y así desaparecí de la tierra.

FIN

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