viernes, 4 de julio de 2014

Hermafrodito

Nacer producto de una infidelidad es lo peor que te puede pasar, y más con la fama de infiel de tu madre; y aunque ha tenido otros escándalos peores, decidió dejarme en una pequeña isla para que otros me cuidaran y así no engordar su pésima fama. Vivir lejos de tus padres es algo complicado pero es lo que se debe hacer para no crearle más problemas a ambos, pero sobretodo a mi mama. Crecí entre las ninfas del monte Ida.

Un día, decidí salir a recorrer las tierras griegas. En el camino sentí un exceso de calor ya que aquel día estaba muy soleado, me aproximarme a un lago para refrescarme, y me lance a nadar desnudo. Mientras me movía de lado a lado por el agua pude ver a una mujer nadar hacia mí, pero no la reconocí y opte por ignorarla. Me comenzó a seducir pero no me interesaba, yo solo tiene un objetivo ese día, y no era pararle a las náyades que son una verdadera molestia cuando salgo a nadar. Según me cuentan es por mi belleza física, pero eso me parece tan… superficial y eso nunca me importo. No soy como mi madre en ese sentido. Ella se acercó a mí y en un arrebato de locura, me sujeto y ambos llegamos al fondo del lago y hasta el fondo llegamos.

Comencé a forcejar con ella para que me soltara pero ¿Quién diría que las ninfas tienen tanta fuerza? De pronto ella hablo y dijo con un sonido acuoso soltando algunas burbujas de aire- ¡Te debates en vano, hombre cruel! ¡Dioses! ¡Haced que nada pueda jamás separarlo de mí ni separarme de él!- sentí un frio correr por mi nuca al oír eso y lo peor fue que pude sentir como esa petición se cumplía.

Al salir del agua me pude observar con características de mujeres pero con otras de mi antiguo cuerpo. Molesto grite- ¡Padre Hermes! ¡Madre Afrodita! ¡Haced que cada joven que se bañe en este lago sufra el mismo destino que yo!- y así me lo concedieron, a partir de ese día todo aquel que entro en ese lago se volvió como yo y al correr mi historia, a esas personas las llamaron por mi nombre… Hermafrodito.

Conversaciones

-Hola Cristina, es Miguel, ¿no tienes mi nombre registrado en tu celular?

-Ah ok, bueno en fin, te llamaba porque quiero que hablemos sobre nosotros.

-Si ya sé que quieres que sea en persona, pero he estado ocupado y realmente necesitamos hablar.

-Ok tranquila, solo tomara unos pocos minutos. Veras realmente creo que no eres tú, soy yo y si sé que suena a excusa barata pero es verdad.

-No, no soy gay y si te quise cuando comenzamos pero luego te volviste una mujer malva…

-¡Hey! No me llames así, Cristina solo estoy siendo sincero. -¡No! Quieres parar los insultos.

-Si claro… lo dices porque eres sincera… -Si… si… te creo… ves por eso no quise hablarte en persona.

-No le pegaría a una mujer pero quizá si te pusiera muchos apodos obscenos. -¿No me crees? Ese es tu problema, ¿sabes qué? Mejor te llamo luego, cuando no estés ocupada.

-Así es, escuche a… Stan…

-Negativo, no estoy celoso, chao no quiero seguir con esto.

-Uff…… Ok ya la practica acabo, ya la puedo llamar en serio.

El Triángulo Merideño

Era un día tranquilo, el presidente de Corpoandes Román Eduardo Sandia Briceño; ingeniero y padre de familia. Se dirigía a Mérida para realizar algunos trabajos y luego regresar con su familia.

Luego de terminar de poner sus cosas en su avioneta, el junto al piloto entraron.

-Ingeniero Sandia, ¿listo para partir?- le pregunto el capitán León antes de ponerse sus audífonos.

-Si Gus- como lo llamaba todo el mundo, incluso su jefe- vámonos- dijo el tomando asiento y abrochando su cinturón de seguridad.

El piloto hizo los últimos preparativos y luego de ordenar la cerrada de la puerta por uno de los asistentes de pista; ambos partieron a un viaje que sería el último de sus vidas.
Mientras tanto en la casa su esposa sintió un susto en la boca del estómago desde que su esposo la llamo desde el teléfono público para avisarle que ya se iba a montar en el avión y que es unas cuantas horas de horas estaría allí.

-Señora, tómese un tecito para calmarse- le dijo a señora que trabaja en su casa.

Ella solo negó y elevo una plegaria a Dios.

De vuelta al avión, el vuelo estaba algo venteado ya que el instituto que vigila el clima dijo que ese día había viento pero esto era algo mucho más que una brisa. Ambos estaban preocupados por el clima antes y ahora más.

Cuanto más avanzaban en clima iba empeorando cada vez más lo cual no era tan raro pues la zona de los andes tiende a ser con mucho viento pero esto era pero de lo normal.
Pasaba en tiempo y todo empeoro, pues uno de los motores comenzó a fallar. El piloto entro en pánico y comenzó a llamar a las autoridades pues quizá tendría que hacer un aterrizaje de emergencia en plena cordillera andina.

-¡Mayday Mayday, avioneta 2250 privada con dificultades! Coordenadas Latitud 07° 43.09 Norte/ Longitud 70° 13.20 Oeste a 13.200 pies…- luego de eso no se oyó mas nada y las personas de la torre de control comenzaron una búsqueda con la certeza que la avioneta había caído.

En casa la esposa segundo antes del incidente la mujer sufrió un repentino desmayo y al poner las noticias se enteró que la avioneta blanca con franjas vino tinto había desaparecido misteriosamente.

Pasaron meses y años desde que esto paso y todos comenzaron a creer que esto había sido una mentira, que había sido un montaje y que todo había sido una mentira o ¿no lo fue?
La avioneta se consigue treinta y seis años después y aún no saben porque él no hay ni restos de los dos hombres; yo creo que no solo en las Bermudas hay un triángulo donde ocurren cosas extrañas. En Venezuela existe un sitio en Mérida donde cosas extrañas ocurren, y se llama el triángulo merideño.

-Y ¿Cómo funciona?- pregunto un niño de once años.

-Hace que el tiempo vaya más lento mientras más años estés allí, actualmente el piloto tendría mi edad y el ingeniero cincuenta años.

-Hay abuelo Gus, ¡no inventes!- dice una niña de seis años de edad.

El solo le sonrió y le dio una palmada en la espalda- vaya a jugar.

Pelicanus

La vida de un pescador no es fácil, al igual que los pelicanos, que luchan contra el mar por su alimento. Esa es la vida de George, un pescador de Sídney que sale todos los días a pescar.

-George ¿listo para salir?- le pregunta su compañero luego de amarrar las velas y tener todo a punto para las próximas seis horas. Son las cinco y media.

-Si Chad, estoy listo- y de esa forma zarparon. Ellos, como las aves de mar, deben llevar alimento a sus polluelos y esposa.

Con el olor salado del mar entrando por sus narices y con el viento golpeando su cara, se mueven hacia aguas más profundas. Ellos, junto a los demás pescadores han creado una relación con estas aves para que ellos los guíen a los mejores sitios para pescar, ni muy cerca del arrecife pero tampoco tan lejos que los atrapen las corrientes y los saquen de curso.

Cuando ven a los pelicanos parar y sentarse sobre el agua ellos saben que ese es el lugar asignado. Todos parar a una distancia considerable los unos de los otros, lanzan el ancla y preparan sus redes.

George y Chad ven como sus colegas comienzan a lazar las redes pero ellos esperan.

-Jefe cuando quiera- le dice Chad al ver como son los únicos que no han empezado.

-Ten paciencia Chad, que mis colegas no han comenzado- el chico de unos veinte años lo mira extrañado, ¿Cómo que no han comenzado? ¿No ve que los demás ya están pescando?- se lo que piensas muchacho pero ve más de cerca- y así lo hace; y ¿Qué ve?... a los pelicanos sobre el agua, sin hacer nada solo esperando.

-¿se refiere a los pelicanos?- el hombre le sonríe y asiente.

Pasa una hora y los demás no han logrado sacar nada, están frustrados, no saben qué hacer pues los pelicanos los trajeron aquí pero no hay ni una sardinita; muchos se van a otros sitios y otros se quedan a esperar un milagro.

Luego de treinta minutos, George ve que el líder de la colonia arranca a volar; el hombre sonríe y ve a su compañero- es tiempo Chad.

El joven va a buscar las redes y regresa minutos más tarde con ellas, le dé una a su jefe y la otra se la queda él.

El enorme pelicano vuela tan alto que es difícil verlo- Chad en el momento en que comience a bajar lanzamos ¿ok?- el asiente y esperan.

De pronto comienzan a ver al ave descender a velocidad terminal, con sus alas recogidas y el pico cerrado; ambos lanzan las redes justo a tiempo para que el pelicano entre al agua con más gracia y habilidad que las clavadistas olímpicas.

Pasaron tres largos segundos pero al final salió el ave con el pico lleno de agua y muchos pescados, luego este partió para llevar la pesca a sus polluelos mientras los demás comienzan sus labores.

George y Chad también lograron pescar mucho y con una sola pesca lograron el objetivo del día; ambos junto a su amigo pelicano fueron a sus casas, a compartir lo que habían obtenido.