sábado, 27 de marzo de 2010

¿Un encuentro real?

Mi nombre es K-Lax príncipe del planeta guerrero Minerva y como parte de mis conocimientos estoy en el planeta Tierra aprendiendo sobre estos seres a base de carbón, nosotros somos unos seres de milenios y tenemos grandes conocimientos en materia interplanetaria, pero necesito conocerlos pues corremos el riesgo de enfrentarnos a estos seres, y que mejor forma que espiando al enemigo; pero mi padre me ha pedido secuestrar a alguien para estudiarlo y no se a quien.

Me conocen en mi círculo de amigos como Carlos Rodríguez y fui secuestrado de la ciudad custodiada por un cerro que ha sido inspiración para muchos poetas y pintores, fue cuando el sol estaba en su punto más alto del día, me encontraba almorzando cuando un hombre de uno noventa de estatura y apariencia extranjera, para lo que más se ve en Sudamérica, se me acerco y luego de eso no supe mas hasta que desperté en un lugar semejante a la nave de la película “El Día de la Independencia”.

El secuestro es fácil y logro hacerme con el hombre que según mis instintos me ayudarían, ahora está mi nave conciente y según su actividad cerebral está pensando, me dedico a observarlo hasta que me acerco para interrogarlo.

Estaba tratando de hallar la forma para salir cuando se me acerco un hombre plateado y de ojos negros, me hizo preguntas sobre mí y sobre mi país pero sin entrar en detalles. El pareció satisfecho y se retiro, dejándome de nuevo solo en este lugar que parecía sacado de las mejores películas de ficción de los Estados Unidos.

Me estoy dirigiendo a donde están las pantallas para comunicarme con el rey, mi padre, y compartirle mis estudios; nos saludamos comenzamos la conversación, hasta que el me dice que ya lo puedo liberar e irme a Minerva.

Pasaron unas horas y de nuevo el mismo hombre volvió y me dijo que me podría ir, agradecí el hecho y repentinamente no volví a ver nada hasta que abrí los ojos y estaba en mi habitación, ¿sería posible que eso fuera sólo un sueño?... la respuesta seria un sí y no estoy seguro que algún día se volverá a repetir y espero que no sea así.

FIN

domingo, 14 de marzo de 2010

La buena muerte

Hace unos años estaba teniendo problemas con un tipo llamado Rebuff, un hombre malo de aspecto casi diabólico, malo hasta los huesos, que marca la vida de muchos jóvenes en el bachillerato incluyendo la mía. Marco mi vida desde muy joven, violó mis emociones, me causó dolor en todos mis años de escuela; pero un día me canse y consulte con un abogado- Jesús Cruz- y un juez- Al Yavee- y ellos me dieron que me calmara y que buscara pruebas, que me preparara para un posible encuentro con el, así que busque a un entrenador y él me preparo tanto mental como físicamente para el combate, hice un plan para enfrentarlo en un lugar donde yo tuviese la ventaja.

Luego de meses de prepararme el momento llego, tome mis cosas y me fui a enfrentar con aquel tipo que me hizo tanto daño; me puse en mis manos unas vendas para no lastimarlas y me escondí para esperarlo. Pasaron las horas hasta que el llego donde lo había citado previamente, para hablar, y comenzó la lucha, el me soltaba palabras de maldición, me atacaba con mi pasado, me lanzaba puñetazos que apenas lograba esquivar y me dejo un dolor en mi rostro pues el tenia mucha fuerza; pero más fuerte fui yo y en un fuerte golpe lo tumbé y cayó frente a las escaleras del lugar donde estábamos (el lugar donde más me había atacado, la escuela); su cuerpo rodo por las escaleras y al final chocó contra la pared y el ella había una espada, según nos habían dicho esa espada perteneció al fundador del colegio que antes de crearlo era soldado; la espada estaba medio suelta y cayó sobre Rebuff con la punta hacia abajo, apuñalando su corazón y matándolo en el acto.

Luego de esa pelea quedé exhausta pero lo logre vencer y gracias al apoyo de la justicia y de mi entrenador logre derrotar al tipo que causo tanto daño en mi vida, y como fue en la escuela quedo en evidencia que él fue el que me ataco pero al ser en defensa personal no tuve que pagarle a la justicia, todos me preguntaban si estaba bien, pues comparando mi tamaño en el de él era más que obvio que estuvieran preocupados por mi; varias chicas y chicos que de una u otra forma sufrieron por el me aplaudieron por darle su merecido y todos sirvieron de testigos para que quedara en evidencia que había sido en defensa personal y que él era un acosador. Así fue el crimen perfecto.

FIN