Me conocen en mi círculo de amigos como Carlos Rodríguez y fui secuestrado de la ciudad custodiada por un cerro que ha sido inspiración para muchos poetas y pintores, fue cuando el sol estaba en su punto más alto del día, me encontraba almorzando cuando un hombre de uno noventa de estatura y apariencia extranjera, para lo que más se ve en Sudamérica, se me acerco y luego de eso no supe mas hasta que desperté en un lugar semejante a la nave de la película “El Día de la Independencia”.
El secuestro es fácil y logro hacerme con el hombre que según mis instintos me ayudarían, ahora está mi nave conciente y según su actividad cerebral está pensando, me dedico a observarlo hasta que me acerco para interrogarlo.
Estaba tratando de hallar la forma para salir cuando se me acerco un hombre plateado y de ojos negros, me hizo preguntas sobre mí y sobre mi país pero sin entrar en detalles. El pareció satisfecho y se retiro, dejándome de nuevo solo en este lugar que parecía sacado de las mejores películas de ficción de los Estados Unidos.
Me estoy dirigiendo a donde están las pantallas para comunicarme con el rey, mi padre, y compartirle mis estudios; nos saludamos comenzamos la conversación, hasta que el me dice que ya lo puedo liberar e irme a Minerva.
Pasaron unas horas y de nuevo el mismo hombre volvió y me dijo que me podría ir, agradecí el hecho y repentinamente no volví a ver nada hasta que abrí los ojos y estaba en mi habitación, ¿sería posible que eso fuera sólo un sueño?... la respuesta seria un sí y no estoy seguro que algún día se volverá a repetir y espero que no sea así.
FIN